lunes, 31 de mayo de 2010

No creemos en los finales felices, porque no creemos en los finales. Las palabras siguen, el recuerdo sigue, es lo simbólico que eterniza.
El mensaje nos llega de manera invertida. El espejo a veces nos tambalea. Pero tenemos, ante todo, la habilidad de no ceder ante el deseo. No es que lo evadimos, en realidad no lo entendemos muy bien.

3 comentarios:

preGho dijo...

no lo entendemos del todo... =)

Mr. P dijo...

es que, si de palabras, desos o recuerdos se tratan, éstos son inagotables, infinitos y, entonces, no hay finales ni tristes ni felices.

él. dijo...

me encanta como te expresas!